Buscar este blog

lunes, 31 de agosto de 2009

JAZZ AT MASSEY HALL


En 1953 Charlie Parker estaba en la cumbre de sus posibilidades artísticas, pero en un lamentable estado de salud. Además le costaba ganar el dinero que necesitaba. Por eso aveces impartía clases de saxofón en los estudios Harnett Music en Brodway. Fué allí donde, un domingo de enero, cuatro jovenes de la New Jazz Society of Toronto le abordaron para convencerle de que tocara, junto a coetaneos como Gillespie o Roach, en su First Annual o Creative Jazz.
Los argumentos que convencieron a Bird no fueron precisamente de índole musical o cultural: 200 dolares más un porcentaje de los beneficios por un solo concierto. Firmaron el contrato allí mismo.
Animados por el éxito de la primera negociación, los jóvenes entusiastas fueron a por Gillespie, de quien esperaban una acogida al menos tan efusiva y sonriente como la de Bird. Se encontraron sin embargo con un severo y eficiente hombre de negocios que no cerro el trato hasta que le fueron ofrecidos 450 dolares.
No fue Gillespie sin embargo el más caro. Pagaron más para hacerse con los servicios de Bud Powell, a pesar de que su intención principal era contratar como pianista a Lennie Tristano, que no se hallaba disponible. Pagaron 500 dolares para llevarse a Canada a Bud Powell. Se los pagaron a Oscar Goddstein (responsable legal de la custodia de Powell), que abía sido arrestado por posesión de marihuana y maltratado en varios siquiatricos a base de electroshocks. Nunca sabremos cuantos de esos 500 dolares llegaron a los bolsillos de Bud Powell.
El caso de Charles Mingus y Max Roach fue diferente, cobraron tan solo 150 dolares cada uno, pero les preocupaba menos el beneficio directo del concierto que las maniobras comerciales que pudieran hacer con la grabación. Después de todo ellos eran dueños de Debut Records y el concierto de semejante quinteto era una oportunidad única. Los jóvenes que visitaron a Roach quedaron impresionados con su carácter distante y encantador al mismo tiempo. Max comprobó directamente sus credenciales y entonces dijo que si, que se uniría a Parker y los otros para el concierto del Massey Hall. Entonces le pidieron consejo sobre quién debería ser el contrabajista y como no, contestó que su socio empresarial Charles Mingus. poco después Mingus y Roach se aseguraron de que los empleados del Massey Hallpusieran allí un grabador de la marca Ampex.
Una vez compuesto el quinteto se estableció un contrato entre el conjunto de músicos y la New Jazz Society of Toronto que incluía una clausula que permitía a cualquiera de las partes rescindirlo antes del 1 de mayo, dos semanas antes del concierto. A partir de esa fecha ambas partes se comprometían a cumplir con lo firmado. A pesar de que la New Jazz Society, ya desde enero había escogido una fecha, la del 15 de mayo, por estar libre de atracciones que pudiesen rivalizar con el concierto, la mala suerte quiso que el combate entre Jersey Joe Walcott y Rocky Marciano, programado inicialmente para el mes de abril, fuese pospuesto hasta el mismo 15 de mayo y retransmitido en directo para toda Norteamérica incluido Canadá. Por otra parte la promoción del concierto había sido muy tímida de cara al público, con escandalosa ingenuidad los promotores habían contratado un modesto espacio en la prensa local para anunciar el evento. Años más tarde, Alan Scharf, uno de los responsables reconocía que "el marqueting era algo de lo que no teníamos ni idea" aunque ciertamente hubieran podido suplir esa falta de idea con un poco de sentido común...
Entre una cosa y otra llega el primero de mayo y el dinero recaudado con las entradas no cubría tan siquiera los gastos más básicos. Debían decidir enseguida si suspender el concierto o seguir adelante, y arreglárselas más adelante de cualquier manera. La razón que les hizo obviar los problemas y seguir adelante es sin duda de los que aman la música en serio, y el aplauso que merece su decisión se prolonga hasta nuestros días, pensaron, probablemente con acierto, que jamas volvería a producirse una reunión de semejantes talentos sobre un escenario. De momento el tiempo lleva más de medio siglo dándoles la razón, cosa casi impensable en nuestros días, estos jóvenes, dotados con la cantidad exactamente necesaria de candidez, temeridad y entusiasmo, se metieron en lo que parecía un buen lio, demostrando cual ea el único beneficio que esperaban obtener de este negocio. Un beneficio que esperaban compartir con el mundo y con el futuro. Y, si, en un plano más terrenal, era un buen lio, porque el contrato estipulaba que los músicos aparte de su tarifa inicial deberían percibir un porcentaje de los beneficios del concierto. Se podría decir que traicionaron un compromiso menor por uno más trascendente... Lo difícil era explicarle esto a un tipo como Bird, en aquel momento mucho más interesado en el cobro inmediato que en la trascendencia artística.
Es de suponer que a nadie le extrañase la ausencia de Charlie Parker en el aeropuerto, en el momento en que el grupo debía tomar el avión hacia Toronto. Capaz de ausencias inverosímiles, de traicionar el compromiso más serio, Parker causaba más asombro en donde se le esperaba cuando aparecía que cuando faltaba. Gillespie, a quién podemos imaginar entre la irritación y la resignación, acepto perder el avión para ir a buscar a Bird y llevárselo a Canadá. Horas más tarde aparecería Dizzy en Toronto contando que había llevado a Bird hasta el aeropuerto pero que había vuelto a perderlo... informó a la Neww Jazz Society que tal vez tendrían un problema. En el hotel Park Plaza, en el que debían hospedarse los músicos, Alan Scharf y Boyd Raeburn, miembros de la organización promotora, recibieron a Bud Powell que les suplicó algo de dinero en efectivo. Ellos le dieron 60 centavos y vieron como se adentraba en el bar. Luego llego Mingus preguntando alarmado por Powell, ¿habéis visto a Bud? ¿le habéis dado dinero? ¿cuanto exactamente? y se fué buscarlo al bar. Cuenta Scharf que durante las horas siguientes, previas al concierto, anduvo con una especie de trance que le mantenía con los ojos girados hacia arriba, mostrando solo la parte blanca. En la habitación de Max Roach, algunos de los músicos estaban reunidos con un grupo de admiradores. Alguien entonces preguntó quién había compuesto Lullaby Of Birland; Powell descendiendo por un segundo de las misteriosas alturas en las que flotaba, dijo, George Shearing y volvió a poner los ojos en blanco... según asegura Alan Scharf, el pianista no estaba drogado, nisiquiera un poco borracho. Nadie supo nada de Parker hasta que a las 20:30, tal como estipulaba el contrato, apareció por la entrada del escenario, calmado y elegante, preguntando con su falso y depurado aceto británico por Dick Wattam (presidente de la New Jazz), Watam recuerda a un Parker que estaba de muy buen humor y sobrio como un juez, Bird le pidió algo de beber y Dick se lo llevo a Silver Rail, un bar al otro lao de la calle en el queParker se bebió un triple wisky escoces de un solo trago, "Dick, estoy listo".
En el momento en que los cinco músicos debían salir al escenario, Gillespie roía el hueso de una chuleta mientras charlaba con algunas admiradoras locales. El quinteto nunca había ensayado, era la primera vez que iban a tocar juntos y nisiquiera habían acordado cuales eran las piezas que iban a interpretar. Según recuerda Max Roach, el programa del concierto iba dictándose sobre la marcha. Durante algunos solos de Powell pueden pueden escuchare vagamente las voces de Parker y Gillespie, probablemente diseñando sus proximas ejecuciones conjuntas. No hay ninguna razón para no admitir que al concierto se le ven los flecos, las hilachas de que no todo es perfecto. El ímptu del directo y la libertad que se tomaron crean algunas imperfecciones, pero no hay en toda la grabación un solo gramo de torpeza, acaso dosfrases geniales que no acaban de conectar, dos discursos brillantes que tropiezan un poco antes de cederse el paso. Por supuesto, esta comprensible desorganización formal no se percibe como defectuosa. Es más quién ideó el concierto del Massey Hall no buscaba la precisión orquestada de una big band, sino más bien la colisión de cinco energías poderosas y todas las maravillosas fricciones musicales que derivaran e ella. El resultado es una joya sin pulir que exhibe la belleza brutal de lo que es aún puro y auténtico. Tras apens 25 minutos de música, el quinteto abandona la escena para descansar, y si se daban prisa los aficionados al boxeo podían cruzar la calle y ver el comienzo del combate. Los que no se dieron prisa no pudieron ver como Rocky Marciano noqueaba a Jersey Joe Walcot, y se lo tomo mal. Encima tuvo que soportar a un Mingus irritado, que no paraba de quejarse, que se sentía poco integrado en el grupo, y que no le dejaban suficientes espacios para sus solos. Por debajo de estas quejas latía la preocupación por la calidad de la música que estaban grabando, por el juicio de la posteridad. Después del primer descanso del concierto vuelve a escena Max Roach y ejecuta un solo de batería que pasaría a la historia como, Drum Conversation. Luego se le unen Mingus y Powell y tocan varias piezas en trio, antes de que vuelvan a escena Parker y Gillespie, sobre cuya ausencia ya era imposible contener rumores morbosos. Con los años este material se editaría por se parado como una actuación del Bud Powell Trio. Las últimas tres piezas del quinteto son enérgicas, maravillosas, originales. El aplauso del escaso público sonó como un público numeroso, satisfecho, exultante y agradecido. Veinte minutos después del concierto Parker estaba sudado, relajado y fumando un cigarrillo. lan Sxharf le sacó una foto le preguntó si había algún lugar en Toronto donde pudiera seguir tocando, pero no lo había.
Poco despues los músicos fueron llamados por Dick Wattam al sótano del auditorio y les anunció que los beneficios del concierto no eran suficientes para pagarles lo estipulado. Parker protestó aludiendo a sus responsabilidades como padre y como esposo. Esperando calmar la situación, Wattam les dijo que no deberían preocuparse por el dinero puesto que la grabación del concierto valdría miles de dolares. Parker protestó de nuevo, pues tenía un contrato en exclusiva con Norman Granz, que no le permitía participar en otras grabaciones. Wattam no pudo hacer otra cosa que ofrecer un dudoso cheque a cada uno. Con todo Max Roacha recuerda a Wattam con cariño, a pesar del fallo financiero.Lo recuerda como un amante de la música que hizo aquello lo mejor que pudo. El único que con seguridad hizo efectivo aquel cheque fue Charlie Parker, el amable dueño de una tienda de discos era un ferviente admirador suyo que no dudo en hacerle efctivo el cheque con su propio dinero. Parker agradecido accedió a firmarle todos los ejemplares de la tienda. El hombre de la tienda enmarcó el cheque y lo colgó en la pared. Y todos contentos, esto no impidió que al año siguiente Parker volviera a reclamar a Dick Wattam el dinero que creía que aún le debía por el concierto.
El no haber cobrado hizo sentir a Mingus con un derecho legítimo e incontestable sobre la grabación del concierto. Un joven aficionado de la Jazz Society le hizo amablemente una pregunta sobre las cintas y este le contestó agresivamente, "son mías blanquito" y ahora quería escucharlas. El bueno de Dick Wattam le llevó a una emisora de radio local en la que había un reproductor. Mingus quedó agriamente decepcionado con el resultado. Además su bajo era casi inaudible. Su ira creció, rehuso el cheque y dijo que solo aceptaría dinero en efectivo. El joven Boyd Raeburn, le pagó de su bolsillo.
Una vez que Roach y Mingus l ofrecieron a Norman Granz la posibilidad de comprar las cintas por unos cien mil dolares, este pidió que se las prestara para escucharlas y Mingus suspicaz, se negó rotundamente. En otoño de 1953, Debut Records, la compañía de Roach y Mingus, comenzó a editarlas. De acuerdo con la portada del disco el saxofonista era Charlie Chan, un seudónimo de Parker que no engañaba a nadie, pero que evitaba problemas legales con el contrato que lo unía a Norman Granz: Antes de editarlas Mingus corrigio el sonido de su bajo, añadiendo desde el estudio una segunda linea y mezclándola luego con la grabación, sentando un precedente de la posterior tecnicsa del "overdbbing".
Un breve párrafo del libro "Quintet of the year" de Geofrey Haydon, resume lo que sería de Charlie de ahí en adelante: "Cuando Charlie Parker regresó de Toronto en mayo de 1953, tenía 32 años y le quedaban apenas dos por vivir. Solo habría una brizna de música sublime antes de que su creador se vise envuelto en la enfermedad y la calamidad".
*Fuente David Romero sobre el libro "Quintet of The Year" de Geoffrey Haydon.
-
JAZZ AT MASSEY HALL - DEBUT - 1953
-
1.Perdido

2.Salt Peanuts

3.All The Things You Are / 52nd Street Theme

4.Wee (Allen's Alley)

5.Hot House6.ANight in Tunisia
-
CharlieParker - saxo alto
Dizzy Gillespie - Trompeta
Bud Powell - Piano
Charles Mingus - Contrabajo
Max Roach - Batería

No hay comentarios:

Publicar un comentario