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lunes, 12 de octubre de 2009

RETRATO DE AMALIA RODRIGUES



"Si supiera que llorarías mi muerte, por una sola lágrima tuya, que alegría, moriría", había cantado Misia hacía poco en Buenos Aires. La nueva figura del fado homenajeaba así a la gran cantante del género. Esa canción impregnada de tristeza, o de destino - fado proviene, según algunos, de fatum, ni más ni menos que destino en latín -, pertenecía a Amalia Rodrigues. Y no fué una sola lágrima sino miles las que la despidieron el 6 de octubre de 1999 cuando murió en Lisboa, a los 79 años y de una vieja afección pulmonar.
Que Portugal haya decretado tres días de duelo es un dato de lo que para este país representaba Amalia, como allí se la llamaba. Al mismo tiempo que la muerte de la artista era conocido en el mundo, otro portugues célebre, el pemio nobel de literatura José Saramago, recibía en París la Cruz Oficial de Honor de la República Francesa, y sus primeras palabras fueron para la reina del fado: "Era una referencia; decir Amalia era suficiente. Y cuando alguien es conocido por su nombre propio, realmente, ya no se puede llegar más lejos."
Amalia Rodrigues nacio en 1920, un día de verano que nisiquiera ella sabía cual era. "Fué el 23 de junio o el 1 de julio", decía. La abuela que la educó, zanjaba la cuestión explicando que "fué en el tiempo de las cerezas". En ese barrio obrero de la ribera del tajo, empezó cantando "todo lo que oía" para los vecinos, que le daban a cambio alguna moneda o un dulce. Después fué en bautismos o casamientos y, cuando todavía era una adolescente, en los bares de los marineros en que el fado había nacido. Sus padres, al enterarse de que frecuentaba esos lugares poco recomendables para niñas, le retiraron el saludo, hasta que descubrieron que la profesión de la hija podía sacarlos de pobres. La jovencita que había empezado haciendo tangos de su ídolo Carlos Gardel, debutó en 1939 en Retiro da Severa, la casa de fados más importante de Lisboa, de allí saltó al teatro de revistas y al cine y, a partir de su primera actuación en el exterior, en 1943 en Madrid, su carrera fué en ascenso permanente. Grabó más de 160 discos, pero los primeros en el 45, fueron editados en Brasil.
Lo cierto es que a partir de su fama, esas canciones desgarradas y ligadas al destino se hicieron internacionales. Con ella el fado dejó de ser portugues para convertirse en lo que hoy el mercado llama "música del mundo"
Su última visita a Buenos Aires fué en 1993, después de más de 20 años de ausencia que había coincidido en parte con cierto ostracismo posterior a la revolución de los claveles. En 1974, cuando cayó la dictadura de Salazar, muchos creyeron ver en Amalia Rodrigues un símbolo del régimen derrocado e, incluso, a una "sostenedora solapada del fascismo".
En esa ocasión, Amalia aseguró que "otros saben ser inteligentes; mi virtud es que digo lo que pienso, aunque parezca estupida". En Buenos Aires dijo que "Portugal es un país que se quedo siempre solo, con los españoles vigilando desde un lado y el mar, con sus monstruos, desde el otro". Todo lo que se esperaba venía desde el mar, pero los marineros jamás sabían si regresarían sus familias si no los esperaban en vano. Y ahí lloraban todos, como solo se llora en los puertos. Este es un pueblo acostumbrado a llorar desde hace por lo menos 5 siglos. Destino amargo, de soledad y espera. Eso es el fado". Esa vez hablo de un posible retiro al que sentía "como la muerte, insoportable". Decía que cantaría "mientras pueda y mientras me guste a mi misma, después, no se , me moriré supongo".
El día de su muerte, los políticos portugueses cancelaron las campañas políticas para las próximas elecciones legislativas y las radios de ese país solo pasaban fados cantados por ella. El feretro salió de la casa en la Rua de San Bento hacia la capilla ardiente en la Basílica de Estrela, acompañado por un coro desconsolado que lloraba, como solo se llora en los puertos.
*Fuente Diego Fischerman - Escritos sobre música - Ed. Paidós.
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En una época de estilos exagerados, cuando una simple balada se transforma en gritos con bajos teatrales, Amalia Rodrigues trae al alto de la canción algo precioso: El sonido íntimo del corazón hablando del placer, la tristeza, la alegría, el dolor... nunca gritando, tan solo diciendo. La calidad excitante y extraña de la voz de Amalia Rodrigues ha logrado el título de "La voz de la nostalgia", Su sonido oscuro vibrante, con mucho de tristeza y de pasión escondida, es el apropiado para su repertorio de fados de su Portugal nativo. Los públicos de las salas de conciertos, night clubs, programas de televisión han sido atrapados por las canciones de Amalia Rodrigues, algunas de ellas famosas en todo el mundo como, "Lisboa antigua" y "Abril en Portugal".
Amalia Rodrigues creció con la música. Comenzó a cantar cuando tenia cinco años y la enseñanza que recibió en el campo del fado siendo adolescente, tuvo mucha influencia en su carrera. En 1939 comenzó su carrera como cantante profesional y se convirtió en la atracción de los night clubs de Lisboa. El fenómeno Amalia Rodrigues explotó en la escena internacional en la decada del cuarenta, llevado su sonido único a traves de todo el mundo, no solo como cantante, también como actriz en filmes como "Capras negras" (1946), "Fado" (1947) y "Les amants du tago" (1955).
El lado A de este LP nos muestra a Amalia Rodrigues cantando temas con el acompañamiento habitual pero en el lado B hemos reunido grabaciones que realizaron Don Byas y Amalia durante una estadia de Byas en Portugal. Don Byas reconocido como un excelente saxo tenor, tocó con la orquesta de Count Basie y más tarde en su periodo más brillante con la orquesta y los conjuntos de Dizzy Gillespie. A pesar de la influencia e Coleman Hawkins, Don Byas consiguió un estilo propio, un sonido profundo y envolvente y en estos temas vemos como Amalia, inspirada por su presencia y su fraseo musical, interpreta algunos fados "clasicos" con una fuerza y una libertad superiores a las versiones anteriores de los mismos temas.
Amalia Rodrigues y doce temas que nos sumergen lentamente en la calidez de ese retrato de "La voz de a nostalgia".
*Notas del LP por Cuca Escardó.
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RETRATO DE AMALIA RODRIGUES - EMI ODEON - 6407 -
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1. Pequeña Lisboa
2. Saudade de Itapua
3. Plegaria
4. Don Triqui Traque
5. Fado de París
6. Morir por ti
7. Coimbra
8. Ay Morena
9. Calle de Capelao
10. Extraña forma de vida
11. Soledad
12. Lisboa antigua
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- Amalia Rodrigues - voz
- Don Byas - Saxo tenor
- Fontes Rocha - Guitarra
- Carlos Gonçalves - Guitarra
- Viola - Pedro Leal
- Viola - Joel Pina
- Orquesta dirigida por Fernando de Castro

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