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lunes, 1 de junio de 2009

FATS WALLER AND HIS RHYTHM


Fats Waller había grabado en 1929 - junto con el trombón Charlie Irvis y el banjista Eddie Condon dos caras excelentes (The Minor Drag y Harlem Fuss) en las que manifestaba sus dotes incomparables de acompañante. Sin embargo, tuvo que esperar varios años antes antes de encontrar una nueva ocasión de dirigir un conjunto de estudio. En 1934, Fats firma un contrato por una serie de grabaciones con la casa Victor. La pequeña formación que dirigió obtuvo un éxito comercial inmediato y rápidamente se convirtió en una orquesta regular. De 1934 a 1942, bajo el nombre de Fats Waller and His Rhythm, se publicarían trescientos cortes que constituyen uno de los sectores más importantes de la discografía del jazz.
Exceptuando los primeros discos, realizados con la participación de Mezz Mezzrow (clarinete) y Floyd O´Brien (trombón), los discos donde se escucha al trompetista Bill Coleman, los pocos intentos en gran orquesta y las dos obras extraídas de la banda sonora de la película Stormy Weather, parece que el personal de la orquesta de Fats apenas cambió a lo largo de los años. Por supuesto se dio el caso de que algunos músicos fueran sustituidos en una o dos sesiones de grabación, pero, en conjunto, los mismos nombres reaparecen con notable asiduidad. Así a la trompeta , Herman Autrey (1934-1939) y Bugs Hamilton (1939-1942); al saxo tenor y al clarinete, Eugene Sedric (1934-1942); a la guitarra, Albert Casey (1934-1940) y James Smith (1939-1942); al contrabajo Charlie Turner (1935-1936) y Cedric Wallace (1937-1942); y a la batería, Harry Dia (1934-1935) y Slick Jones (1936-1941). Dado que los paternaires de Fats estaban acostubrados a tocar juntos, erigiendo en tradición fórmulas que ellos mismos habían descubierto, se constituyó un espirito colectivo. El sexteto de Fats, original y fiel a si mismo en el tiempo, se hace muy facilmente reconocible.
Como harían más tarde el King Cole Trio y las pequeñas formaciones de Lionel Hampton, la Fats Waller and His Rhythm se autoimpuso como tarea revitalizar la canciones comerciales. Incluyeron en su repertorio las melodías de exito de un music hall. Una simple tonadilla, triturada por una sección rítmica despiadada y recortada por unos melodistas electrizados, se convertía aveces en una obra maestra de autentico jazz. Esta concepción de pequeña orquesta se sitúa a medio camino entre la de Nueva Orleans, donde los conjuntos improvisados desempeñan la mayor parte (principalmente en la exposiciones) y la del jazz clásico, donde los arreglos desempeñan un papel principal. En Fast Waller la preocupación por la construcción solo aparece en la búsqueda de un gran crescendo ya que casi la totalidad de las obras en tempo moderado y rápido se van calentando a medida que se acerca el final del disco. Los músicos del sexteto no son grandes solistas, pero su estilo poseé cualidades fogosas, hasta violentas que conforman el encanto de las ejecuciones. Fats invita a sus paternaires a asumir ese papel de "músicos de choque". Se erige en su confesor provocandolos al swing. Para lanzar a un solista o para apoyar su intervención le gusta repetir rapidamente una nota en síncopa. Slick Jones, Albert Casey y Cedric Wallace son excelentes ritmistas, pero la extraordinaria calidad de la sección rítmica procede ante todo de la parte del piano. Fast elige para cada tema el tempo adecuado y lo mantiene sin decaer de principio a fin de la ejecución, los músicos quedan al abrigo de cualquier riesgo de acelerar o ralentizar, el piano es para ellos un metrónomo inperturbable. El ritmo está pensado igual que la melodía, pues el objetivo fundamental de la orquesta es dar una impresión de robustez, de potencia indomable. Durante casi diez años el sexteto de Fats Waller contribuyó al jazz con su lote de discos, unas placas tonificantes entre las que no podríamos hacer una selección sin pesar o inquietud. Mientras el King Cole Trio , con temas similares pretende hacer una música delicada, encantadora como un trabajo de orfebre, el pequeño conjunto de Fats exteriorizaba un júbilo desenfrenado, algo alocado, mediante un arte más sencillo. El músico cuya intensidad había sido saludada por la crítica se apagó a los treinta y nueve años, la naturaleza le pasó factura. La personalidad del pianista era demasiado fuerte para que tras el no fracasara cualquier músico decidido a convertirse en su émulo. El único sucesor digno de Fats parece ser Erroll Garner, que conservó el equilibrio de la construcción Walleriana, y que partiendo de la misma concepción pianistica la enriqueció. Fats murió pero vivimos en una época en la que, por la gracia del disco los interpretes dejan huellas tan indelebles como los compositores. Tardaremos mucho en asumir la sustancia que nos queda en los cientos de cortes que nos quedan de Waller.
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* Fuente: Lucien Malson "Los Maestros Del Jazz"
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- FATS WALLER - AIN´T MISBEHAVIN´ - RCA VICTOR LPM-1246
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1. Honeysuckle Rose
2. Ain´t Misbehavin´
3. Can´t Give You Anything But Love, Baby
4. Two Sleepy People
5. I´m Gonna Sit Right Down And Write Myself A Letter
6. It´s A Sin To Tell A Lie
7. The Minor Drag
8. The Joint Is Jumpin´
9. Hold Thight (Want Some Sea Food Mama)
10. Your Feet´s Too Big
11. Until The Real Thing Comes Along
12. Tea For Two

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