Thelonious Monk es uno de los grandes creadores de la historia del jazz. Aunque estuvo en la gestación del bop (en la época del Minton´s) y sus planteamientos marcaron a algunos de sus representantes, su originalísimo universo musical es un universo aparte y diferenciado y no puede ser reducido a ningún estilo. Personalidad excéntrica, sus orígenes oscuros y autodidactas han producido inagotables discusiones sobre su carencia o no de virtuosismo. Hoy parece evidente que Monk (1917-1982) ha sido siempre Monk y que sus heterodoxos medios sirvieron eficazmente a su expresión. A pesar de haber acompañado y grabado con el cuarteto de Coleman Hawkins en 1944 y de realizar sus primeros discos en 1947 y 1952 para Blue Note, solamente obtuvo un amplio reconocimiento a partir de 1957. Entonces, tras dejar el sello Prestige y firmar un nuevo contrato con Riverside, había recuperado su carta de trabajo y sus actuaciones con Coltrane en el Five Spot fueron entusiásticamente apreciadas por la crítica y los aficionados. Despues formó un cuarteto estable con el saxofonista Charlie Rouse, emprendiendo giras por Europa (ya había esta do en 1954 en el Salón del Jazz de París) y Japon durente los sesenta. Pero a finales de 1972, después de formar parte durante un bienio de los "Giants of Jazz" (un all stars con su amigo Blakey, Dizzy, Stitt, Kai Winding y Al McKibbon) y de realizar sus últimas grabaciones en solo o en trio, decidió retirarse y permanecer el último decenio de su vida en enigmático mutismo.
Monk ha sido posiblemente, el mayor compositor de JAzz después de Ellington. Y ello a pesar de haber desarrollado su obra en menos de quince años (entre los cuarenta y cincuenta) y apenas superar los sesenta temas. Son claramente identificables por su angulosidad, asimetría y sentido de la forma. Muy justificadamente se ha podido afirmar que Monk ordenó y organizó los elementos melódicos, armónicos y rítmicos introducidos en el jazz moderno. Se le ha considerado un apostol de la discontinuidad por su utilización del espacio, los silencios, las disonancias, los intervalos separados por el contraste de registros y sonidos, las anticipaciones y retrasos o los acentos desplazados.
Consecuentemente, la noción usual de tema se ve afectada: sus composiciones son bocetos sobre los que vuelve obsesivamente en permanente construcción/deconstrucción. Su originalidad se manifiesta, también, en su manera heterodoxa de percutir las teclas con los dedos extendidos, extrayendo un sonido ácido, casi metálico. Cuando acompaña, Monk es un gran "organizador de retaguardias" sabe calcular admirablemente el peso de una disonancia y la densidad de un ataque para combinarlos y proyectarlos sabiamente en el espacio. En determinados momentos enfrenta al solista con la rítmica, suspendiendo su acompañamiento. <<
En la época de estos tríos Monk se encontraba en la cresta de su creatividad. Desde 1948 había alumbrado muchas de sus obras más redondas como Evidence, Misterioso o Criss Cross, en compañía del vibrafonista Milt Jackson (en Genious of Modern Music y Milt Jackson para Blue Note). En muchas de las piezas aquí reunidas, la empatía con Art Blakey , el batería que más utilizó Thelonious, es sobresaliente. Little Rootie Tootie (dedicada a su hijo) reproduce la marcha de un tren y sus silbidos. Bye-ya está construida sobre una figura rítmica. Sweet and Lovely (posteriormente interpretada con insertos de stride a lo James P. Johnson), lo mismo que These Foolish Things, (con Max Roach a la batería), son indicativos del humor sarcástico con el que Monk interpreta los standars, reelaborandolos y dándoles un nuevo cariz. Just a Gigolo, en piano solo, llama la atención por su descarnada emoción. Trinkle Trinkle, que tiene otra inolvidable versión con Trane, recuerda en su mano derecha figuras de los pianistas de boogie-woogie. En Bemsha Swing la percusión de Max Roach dialoga con las variaciones del tema ejecutadas obstinadamente por el piano. Blue Monk, uno de los temas de más exito de Thelonious, es un blues ejemplar en su sencillez (Monk es uno de los grandes intérpretes de blues). Esta es la versión definitiva, con un Art Blakey en su mejor momento.
La música Monkiana ha tardado mucho en imponerse. Considerada al principio demasiado dificil y extraña, los temas interpretados por otros jazzmen se reducían al celebérrimo Round Midnight, Blue Monk, Straight No Chaser, Ruby My Dear, Epistrophy, I Mean You y pocos más. El soprano Steve Lacy fue quizás el único que abordo piezas más dificiles y desconocidas, especializándose durante un período en su repertorio. Tras la muerte de Monk la situación ha cambiado y hoy son muchos los músicos, especialmente pienistas que le dedican discos enteros. El grupo Sphere, con Charlie Rouse a la cabeza (el saxofonista que más tiempo estuvo a su lado) se dedicó por completo al universo Monkiano. La tendencia al sincretismo de los jóvenes jazzmen, su mirada a la historia del jazz en busca de inspiración, posiblemente acrecentará el interés por un filón musical no explotado totalmente.
* Federico Garcia Herraiz - 100 discos de jazz - Editorial La Máscara
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THELONIOUS MONK TRIO: THELONIOUS MONK - PRESTIGE LP 7027 - 1954
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1. Blue Monk
2. Just a Gigolo
3. Bemsha Swing
4. Reflections
5. Little Rootie Tootie
6. Sweet and Lovely
7. Bye-Ya
8. Monk's Dream
9. Trinkle Tinkle
10. These Foolish Things
2. Just a Gigolo
3. Bemsha Swing
4. Reflections
5. Little Rootie Tootie
6. Sweet and Lovely
7. Bye-Ya
8. Monk's Dream
9. Trinkle Tinkle
10. These Foolish Things
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Personnel: Thelonious Monk (piano); Percy Heath, Gary Mapp (bass); Max Roach, Art Blakey (drums).
"Somethin' Else" casi es en realidad una grabación más de Miles Davis, publicada bajo el nombre de Cannonball Adderley. Esencialmente el equipo es el de Miles (Cannonball al saxo alto, Hank Jones al piano, Sam Jones bajo, Art Blakey, nada menos, a la batería) y el método, el control lato de Davis, es el mismo. De hecho en pasajes recuerda las cualidades de fluidez sobrenatural y belleza sobrecogedora de "Kind Of Blue", aunque se adapta con más fidelidad a los postulados Be-Bop, sin que las ideas de jazz modal hayan hecho carne del todo. Ejecutado por todos los participantes con maestría y solvencia, casi con insultante indiferencia, es uno de esos discos que cabe llevarse a una isla desierta. Y una introducción perfecta para los no iniciados en los arcanos del jazz "moderno". Sobrio y elegante, torrencial y fluido, la belleza campa por sus fueros acogida por un sonido límpido, cálido y cristalino. El sonido propio de Rudy Van Gelder, el sonido de la Blue Note.